En un honor que destaca su creciente trayectoria artística, Ricardo González del Alba, un joven pintor de 24 años originario de Carazo, Nicaragua, ha sido seleccionado para diseñar el cartel que representará la Semana Santa de Estepona en 2025. Este reconocimiento llega tras años de dedicación y esfuerzo en el campo del arte sacro, tanto en Nicaragua como en su actual residencia en España.
Un Artista con Raíces Profundas en el Arte Sacro
Ricardo González del Alba, conocido en su país natal como «el muchacho de las manos prodigiosas», ha demostrado desde temprana edad una pasión inquebrantable por la pintura. Su motivación inicial fue la evangelización a través del arte, lo que lo llevó a especializarse en arte sacro, un campo en el que ha logrado destacarse notablemente.
«Mi pasión por las Bellas Artes nace a través de una necesidad de evangelización, de unir al hombre con el lienzo para que las pinceladas trasciendan al corazón del hombre»

Ricardo González del Alba: Trayectoria Internacional y Formación en España
Tras establecerse en España, González del Alba continuó su formación artística en la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de Sevilla. Allí perfeccionó sus técnicas y exploró nuevas corrientes estilísticas, lo que le permitió ampliar su repertorio y adaptarse a diversos estilos dentro del arte sacro.
A pesar de su juventud, el artista cuenta con más de 300 piezas catalogadas, que incluyen pinturas, réplicas y esculturas. Su obra, influenciada por el barroco español y las tradiciones del arte sacro, ha sido comparada con la de grandes maestros de la pintura española, lo que subraya su talento y dedicación.
A continuación les dejamos con la entrevista concedida amablemente por el artista al cual agradecemos y compartimos para conocer un poco más a la persona detrás del genio, José Ricardo González Ruiz.
LA ENTREVISTA:
Javier: – «Es duro una vida en la que se convierte en huérfano a los pocos años. ¿Puede comentarnos cómo ha sobrellevado una vida tan dura desde su infancia y compatibilizarla con su profesión?»
R. González del Alba: – «Desde la muerte de mi madre, el amor a Dios fue la mejor herencia que me ha dejado. Esa semilla que es el amor a Dios para que yo andara por esta vida.
Dios me ha hecho sufrir, pero con él y en él, me ayuda a cargar con esa cruz.
Y se siente una plenitud indescriptible.
Javier, es esto lo que me ha movido y es real. Ojalá todos conocieran las maravillas de Dios.
Él está esperándonos, sólo que le abramos las puertas y le digamos ‘Sí’, como María.
La Virgen María es mi fiel mamá.
Cuando murió mi mamá, a pesar de lo desgarrador que fue, sabía que no estaba huérfano.
Ella ha estado consolándome y llevándome. Pues lo tienes todo.»
Javier: – «¿Es posible que en el sufrimiento hallamos nuestro alineamiento con Dios y con nuestro cometido?»
R. González del Alba: – «Cuando nos enfrentamos al sufrimiento hay dos caminos, y es un momento decisivo para el ser humano:
Aceptar y amar a Dios, o rechazarlo y llenarnos de un sufrimiento que atormenta.
De ahí se originan muchos problemas en nuestros niños y jóvenes, porque no nos enseñan a vivir con Dios como un amigo.
Dios en tu vida te pone altos.
Y esos altos muchas veces son muy duros: la pérdida de nuestros seres, soledades, problemas económicos.
Pero cuando enterraba a mi madre, que en paz descanse, yo le dije a Jesús:
‘Yo no te entiendo, pero confío en ti’.
Sé que algo me tenía, porque me arrancó la flor más linda que tenía para que mi vida germinara. Era necesario y lo supe desde aquel momento.
Una vez no tenía que comer.
Me moría del dolor de estómago y dije:
‘Cuando vuelva a comer siempre te agradeceré’, y hasta hoy no como sin antes darle gracias.
Porque no nos imaginamos el regalo tan grande en esas cosas aparentemente pequeñas.
Dios nos habla hasta en nuestro respirar.»
Javier: – «¿Por qué es usted González del Alba?»
R. González del Alba: – «Mi nombre completo es José Ricardo González Ruiz.
Pero he elegido ponerme ‘del Alba’ porque el nombre de mi madre siempre me encantó.
Se llamaba Alba María.
El alba, como bien sabemos, es el momento justo en donde entra el primer rayito de sol, antes de que ocurra el amanecer.
Se atribuye a la aurora, a la Santísima Virgen.
El alba es dedicado a la Virgen María.
Y siempre me gustó mucho el nombre de mi madre.
Al morir ella, quise llevarla siempre conmigo, dedicarle mi trabajo a ella, porque ella jamás conoció una pintura mía.
No supo tan siquiera que sería pintor. Por tanto, quise recordarla de esa manera, y a la Virgen, claro, como siempre.»
Javier: – «¿La perdió usted siendo muy niño?»
R. González del Alba: – «A los 11 años, en 2011.
Cinco años antes falleció mi padre.»
Javier: – «¿Y cómo se desenvolvió solo con 11 años, huérfano de padre y madre? Debió vivir una vida dura y difícil.
¿Qué recuerdos tiene de su infancia? ¿Le ayudó la pintura a sobrellevar todos esos problemas?»
R. González del Alba: – «Evidentemente, para nadie es sencillo a esa edad continuar con vida. Esto marcó un antes y un después en todos los sentidos.
En la escuela, al verme acompañado de mi hermana, que éramos los únicos que no tenían padres, o al ir a la iglesia sin mamá, o en fechas significativas como el día del padre y la madre y no tenerlos, te crean ciertas marcas con las que aprendes a convivir y, sobre todo, a transformar.
Es como podar un árbol. Para que ese árbol crezca y sea frondoso, hay que podarlo.
Pues eso pasó en mi vida y en la de mis hermanos. Parecía que todo había muerto, que todo había terminado, pero lo único que no murió fue el amor a Dios.
Eso fue el centro. Por eso soy artista.
Con los años, seguí con el dibujo hasta llegar a tener contacto con los pigmentos, y de ahí se abrió un portal de oportunidades.
Mis recuerdos de infancia… Bueno, yo era un niño distinto.
Me rodeaba de niños a quienes les gustaban muchos tipos de juegos.
A mí, al contrario, me gustaban las imágenes religiosas, dibujar y colorear.
Mientras mamá me llevaba a misa, yo dibujaba las imágenes que miraba, sobre todo a la Virgen de María Auxiliadora, entre otras.
Ese era mi mundo.
Aún recuerdo lo que me provocaba emocionalmente estar delante de una imagen de la Virgen. Era fantástico.
Cuando me daban obsequios religiosos, era el más feliz.
Aquí es normal, por lo que veo, pero en Nicaragua no es normal.
La pintura no fue una forma de sobrellevar los problemas o los traumas que marcaron mi infancia; es más, mi vida hasta hoy.
Sino una forma de agradecer, de sentir que vivo para esto.
Estoy consagrado al arte, al pincel. Es una forma de darle gracias a Dios.
Si me preguntas si cambiaría algo de mi pasado para evitar el dolor ocasionado, te digo que no. No cambiaría nada, porque estoy viviendo la voluntad de Dios, no la mía.
Si fuera todo por mí, seguro estaría con mamá. Pero confío, creo y espero en Dios, que hace todas las cosas nuevas. Y soy feliz.»
Javier: – «¿Quiere decir con eso que todos tenemos una misión y nuestro objetivo es encontrarlo y alcanzarlo?»
R. González del Alba: – «He alcanzado el éxito, pero en Dios, con Dios y con mi familia.
La persona que se toma la tarea de buscar su talento —no precisamente artístico— lo encuentra.
Está movido por la pasión.
‘La oración que no escucha Dios es la que no se hace’. Pues lo mismo pasa con los talentos.
Dios nos pide cuenta de nuestros dones concedidos.
Esa es la misión: buscar y buscar en nuestro interior.
De esto salen las grandes mentes, grandes empresarios y artistas.
De la vocación. Es importante para todo ser humano.
Ahora bien, yo no soy adinerado ni vengo de familia económicamente pudiente.
No tengo nada más que mi familia y mis pinceles, y te aseguro que me siento millonario.»

R. González del Alba: – «Al llegar a este país, viví por mucho tiempo en un albergue de personas sin hogar en Madrid, en la Fundación San Martín de Porres.
Y ahora estoy en una casa de estudiantes de la Asociación de Nicaragüenses en Sevilla, quienes me brindan lo necesario para mi desarrollo académico, algo que agradezco profundamente.
Dios está formándome, no solo en la escuela, sino en mi vida completa.
Es como un alfarero trabajando con un vaso quebrantado.
Son las palabras con las que puedo explicar lo que pasa en mi vida. No tengo otras.»
Javier: – «¿Qué te inspiró a especializarte en arte sacro y cómo ha influido tu fe en tu proceso creativo?»
R. González del Alba: – «La respuesta está muy ligada a lo que te mencioné respecto al accidente de tráfico en el que falleció mi mamá.
Ella iba, como todos los años, a orarle a la Virgen al santuario en Nicaragua. Al regresar, a un kilómetro del santuario, el autobús colapsó en un puente de mucha altura.
Le prometí a la Virgen que mis manos estarían consagradas al arte solo para evangelizar.
También la hermosa infancia que me regaló mi madre, en la iglesia, en los grupos de oración y catequesis, y siempre, todos los días, rezábamos el Rosario, mis hermanos y yo, con ella.
Esto fortaleció mi fe, gracias a ella.
Con respecto al proceso creativo, para mí es una enseñanza.
Cuando surge un encargo, por ejemplo, de un santo, mientras pinto la imagen, investigo sobre su vida.
De ahí me han surgido muchas inspiraciones al leer las historias de los santos y su relación con Dios.»
Javier: – «¿Podrías contarnos sobre algún desafío significativo que hayas enfrentado en tu carrera artística y cómo lo superaste?»
R. González del Alba: – «El mayor desafío en mi carrera artística lo estoy cruzando ahora.
Tomé la decisión de estudiar en este país, lo cual no fue fácil.
Me tocó vivir los primeros meses de mi vida en España en el albergue San Martín de Porres, un lugar para personas sin hogar.
Ahí, los frailes dominicos me acogieron, pero sentí desfallecer.
Vinieron los miedos, angustias, incertidumbres. No veía la luz por ningún lado.
No llegaban oportunidades de trabajo, ni mucho menos de estudio. Se me acabó el tiempo de estar ahí, ya llevaba cinco meses, y me dijeron que tenía que irme.
Sin tener a dónde ir, llegó una oportunidad venida del cielo.
Inesperadamente apareció la Asociación de Nicaragüenses en Sevilla, quienes me becaron para que pudiera formarme académicamente en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla.
Todo parecía predestinado. Como dice el pasaje bíblico: ‘Los caminos del Señor son inescrutables’. Estoy en crecimiento constante en todos los sentidos de mi vida.»
Javier: – «¿Qué significa para ti ser el cartelista de la Semana Santa de Estepona y cómo te sientes al asumir esta responsabilidad?»
R. González del Alba: – «Ahora puedes imaginar cómo me siento después de todo lo que te he contado.
Ser el cartelista de la Semana Santa de Estepona significa que cada vez voy avanzando y que el esfuerzo que realizo a diario está valiendo la pena.
Al enterarme de que me habían elegido, sentí una felicidad inmensa, porque estaba realizando uno de mis tantos sueños.
Para muchos tal vez no será mucho o nada, porque ni siquiera lo entienden.
Pero para mí, ser el cartelista de esta ciudad tan querida es un honor.
Poder servir a la ciudad entera en una de sus festividades más importantes, darles un cartel en el que refleje lo que he visto y vivido aquí, es una gran responsabilidad.
Sé que esto marcará un antes y un después en mi vida como artista.
Estoy feliz de vivir el proceso y ansioso de mostrarles el cartel.»
Javier: – «¿Cómo integras las influencias del arte barroco español y tus raíces nicaragüenses en tus obras?»
R. González del Alba: – «Al llegar a Andalucía, me di cuenta de la enorme influencia cultural, tradicional y, evidentemente, artística que existe aquí.
España me ha dado el amor que tengo por la Inmaculada Concepción, algo que no solo yo siento, sino que mi país entero comparte.
En Nicaragua, veneramos la Inmaculada Concepción. Es nuestra identidad cultural y nuestra patrona.
Y la imagen que veneramos es nada más y nada menos que ‘La Inmaculada de los Venerables’, de Bartolomé Esteban Murillo.
Amé ese lienzo desde pequeño, sin saber que era de este pintor, quien hoy es uno de mis favoritos.
Jamás esperé vivir en la ciudad donde nació Murillo.
Desde niño, amé las pinceladas de Murillo antes de saber quién era.
Siempre digo que conocí a Murillo antes de saber quién era.
De pequeño, reconocía un cuadro suyo sin saber tan siquiera que la obra era de España.
Cuando estuve en el Prado, frente a ‘La Inmaculada de los Venerables’, todo mi espíritu se sumergió en su complejidad.
Entiendo el lenguaje de Murillo en sus trazos.»
Javier: – «También estuve allí, y podría decirse que te eleva. Quizá sea esa la función de los artistas: elevarnos para acercarnos más a Dios.»
R. González del Alba: – «Se llama vocación.
Cuando uno encuentra su vocación, nuestra vida tiene una razón.
Tenemos sueños y metas para compartir.
Yo vivo agradecido con Dios porque pude encontrar mi vocación.
Puedo sentirla cuando estoy en contacto con los pinceles.
Siempre estoy pintando y hablando con Dios.
Por eso, cuando finalizo una obra y doy la última pincelada, no modifico nada, porque es cosa de Dios.
Es una obra divina del Espíritu Santo.
Puede que suene muy romántico, pero se necesita del misterio para hacer grandes obras.
Si no existe esa sensibilidad, ese tacto con Dios, todo se vuelve superficial y, muchas veces, comercial.
Por eso reitero: la vocación va más allá de las cosas de este mundo.»
Javier: – «¿Tienes algún proyecto futuro o metas a largo plazo que te gustaría compartir con nuestra comunidad?»
R. González del Alba: – «Mi meta es estudiar y profesionalizarme en artes.
Por ahora, estoy estudiando dorado, plateado y policromía.
Sé que esto me abrirá las puertas a la Universidad de Sevilla, ya que mi objetivo es especializarme en restauración.
Una vez termine mis estudios, regresaré a Nicaragua para convertirme en un aporte al arte sacro de mi país.
Mi sueño es tener el taller sacro más grande y completo de Nicaragua, para trabajar con muchos artistas de mi tierra y compartir mis conocimientos.
Estoy aquí por ellos y por la fe de mi pueblo, de mi país, Nicaragua.
Espero que Dios me dé vida para lograrlo y que sea su voluntad, no la mía.»
El Cartel de Semana Santa de Estepona 2025
El diseño del cartel para la Semana Santa de Estepona representa una responsabilidad significativa para González del Alba. Este rol es crucial en la tradición española, ya que el cartel no solo anuncia las festividades, sino que también captura la esencia de la fe, la pasión y la cultura local.
El proceso creativo del artista ya ha comenzado, y aunque aún se encuentra en fase de boceto, se espera que la obra final refleje la devoción y el fervor característicos de la Semana Santa en Estepona. El artista está trabajando meticulosamente en los trazos, sombras y luces para crear una pieza única que resuene con la comunidad.
“He sumido una gran responsabilidad al darle vida a un lienzo en blanco con la cultura y la fe, que se han venido formando y creciendo por medio de los años, a través de la devoción de un pueblo entero que cree, ama, confía y espera en Dios”
Reconocimiento y Apoyo Local
El artista también expresó su gratitud hacia la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Estepona, quienes han sido fundamentales en el proceso de selección y apoyo a su trabajo. Este reconocimiento no solo marca un hito en su carrera, sino que también fortalece los lazos culturales entre Nicaragua y Estepona.
“Es un honor y un placer para mí ser yo quien les presente el nuevo cartel de la Semana Santa de Estepona. Estoy agradecido con Dios y con todos ustedes por todo el cariño y el respeto que han puesto a cada una de mis obras”, añadió González del Alba.
Impacto Cultural y Futuro Prometedor
La elección de Ricardo González del Alba como cartelista de la Semana Santa de Estepona no solo destaca su talento individual, sino que también refleja la diversidad cultural que enriquece a la comunidad local. Su trabajo promete aportar una nueva perspectiva a las tradiciones establecidas, combinando influencias nicaragüenses y españolas para crear una obra que resonará con los residentes y visitantes de Estepona.
Además, este logro abre puertas para futuras colaboraciones y proyectos que pueden surgir a partir de su reconocimiento en el ámbito local. La comunidad de Estepona espera con entusiasmo la revelación del cartel y confía en que la obra de González del Alba será un reflejo fiel de la pasión y devoción que caracterizan a las celebraciones de Semana Santa en la región.
La designación de Ricardo González del Alba como el artista encargado del cartel de Semana Santa de Estepona 2025 es un testimonio de su talento y dedicación en el arte sacro. Su trayectoria internacional y su compromiso con la evangelización a través de la pintura le han permitido ganar el reconocimiento necesario para asumir esta responsabilidad.
Con más de 300 obras en su haber y una formación sólida en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, González del Alba está preparado para crear una pieza que no solo embellecerá las festividades, sino que también reforzará la identidad cultural de Estepona. La comunidad local aguarda con expectación el resultado de su labor, confiando en que el nuevo cartel será un símbolo de fe, pasión y tradición.