El contraste no puede ser más evidente: mientras el Gobierno central ya contempla ejecutar por fases «rentables» la conexión ferroviaria entre Vizcaya y Cantabria, el tren litoral que debe conectar Málaga con Estepona continúa paralizado en estudios que no terminarán hasta 2027. Una discriminación que mantiene a Marbella como la única gran ciudad europea de más de 100.000 habitantes sin tren y a la A-7 colapsada sin alternativa real de transporte público.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha confirmado esta doble vara de medir al anunciar que el proyecto del Cantábrico se dividirá en tres fases ejecutables —Bilbao-Castro, Castro-Laredo y Laredo-Santander— mientras para la Costa del Sol solo ofrece «paciencia» y un estudio de viabilidad de 1,2 millones de euros que tardará 18 meses en completarse.
Como se ha hecho eco el diario ABC, esta decisión evidencia una clara discriminación territorial que ha generado malestar en las instituciones andaluzas. En el norte, el Ministerio ha descartado el estudio de 2022 y ya trabaja en un nuevo enfoque por tramos, dando por hecho que el segmento Bilbao-Castro «superará sin mayores problemas los criterios de rentabilidad». En Andalucía, pese a reconocer que los tramos Málaga-Marbella-Estepona son «los más urgentes por su gran densidad poblacional», el Gobierno se limita a encargar otro informe más sin comprometer ni un solo kilómetro ejecutable.
Mismos problemas, distinto trato
Los paralelismos entre ambos corredores son evidentes. En Vizcaya se invoca la saturación de la A-8 para justificar la urgencia del tren; en la Costa del Sol, la A-7 soporta atascos crónicos diarios que asfixian la movilidad de trabajadores y residentes. A esta presión se suma que la AP-7 entre Málaga y Estepona es la autopista más cara de España, lo que encarece los desplazamientos y penaliza la competitividad económica del litoral occidental malagueño.
El presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, ha sido contundente en sus advertencias: «Cada año de retraso costará más que la propia obra». Una realidad que el Ministerio parece ignorar mientras acelera los proyectos del norte con el argumento de su «rentabilidad socioeconómica», criterio que el corredor con la línea Málaga-Marbella-Estepona cumple sobradamente con sus más de 600.000 residentes permanentes y millones de visitantes anuales.
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De la imposibilidad al aplazamiento indefinido
El propio ministro Puente ha pasado de calificar el tren litoral andaluz con la línea Málaga-Marbella-Estepona es como «poco menos que imposible» a admitir que «es posible», aunque ha deslizado que «será una realidad cuando ya no sea ministro». Una declaración que confirma la falta de voluntad política real para abordar una infraestructura considerada vital por instituciones locales y tejido empresarial.
El plan inicial del Ministerio divide el corredor andaluz en cinco tramos: Málaga-Fuengirola, Fuengirola-Marbella, Marbella-Estepona, Estepona-Algeciras y el ramal Málaga-Nerja. Sin embargo, mientras en el Cantábrico ya se trabaja en la ejecución por fases, aquí solo se habla de estudios que sitúan cualquier avance «como pronto en 2026», según fuentes ministeriales.

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Estepona y Marbella, abandonadas frente al Cantábrico
La Junta de Andalucía ha exigido igualdad de trato y ha denunciado que el Gobierno central no ha presentado medidas efectivas más allá de bonificaciones de peaje de «nulo impacto». Alcaldes del litoral occidental y organizaciones empresariales coinciden en reclamar que se active ya el corredor por tramos, exactamente igual que se está haciendo en el norte, empezando por el segmento de la línea Málaga-Marbella-Estepona donde la demanda y la congestión viaria son innegables.
La diferencia clave radica en la prioridad política. Mientras el rediseño Vizcaya-Cantabria ha sido elevado a objetivo prioritario con posibilidad de ejecución inmediata por tramos, el tren litoral andaluz no figura en el mismo rango pese a cumplir idénticos criterios de demanda, congestión y efecto red.
No existe ninguna razón técnica para no aplicar en la Costa del Sol la misma estrategia de ejecución por fases que el Ministerio ya contempla para el Cantábrico. La conexión de la línea Málaga-Marbella-Estepona podría iniciarse de inmediato si existiera la misma voluntad política que se demuestra con otros territorios. Lo que falta es colocar a Andalucía en el mismo nivel de prioridad que otras comunidades autónomas, acabando con una discriminación que perjudica a cientos de miles de residentes y visitantes del litoral occidental malagueño.
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