Me contaban amigos de Finlandia que algunos médicos les recetan irse a España a pasar una temporada.
He estado muchas veces en los países Nórdicos y resulta extraño cuando tienes tres o cuatro horas de luz en invierno. Es además una luz tenue, de un sol cubierto por nubes que normalmente descargan agua o nieve.
Los tres primeros días te parece bonito, todo blanco, los mercadillos con pieles de renos, los escaparates muy iluminados, el olor a madera mojada.
El cuarto día empiezas a necesitarlo. No sabes muy bien qué te falta pero lo echas de menos.
A partir de la semana la situación comienza a ser desesperante. Te invade una especie de tristeza mezclada con desesperación. Te consume día a día y los fines de semana empiezan a ser iguales a los días de semana.
Y no te parece bonita la nieve, ni los paisajes de coníferas, ni el mar infestado de lagos o lagos infestados de mar. Necesitas luz, necesitas día.
La piel es el mayor órgano del cuerpo y tiene su secreto en la epidermis.
Cuanto más sol, más ánimo. Energía, juventud, fortaleza, resistencia, positivismo y pasión.
Somos muy afortunados los españoles de contar a raudales de una de las mejores medicinas naturales del mundo. Días más largos en invierno y pájaros que cantan durante todo el año. Aún así tenemos estaciones y las podemos disfrutar.
Para saborear los placeres gratis de la vida solo es necesaria una condición, ser consciente de que dispones de ello, qué es escaso, que es deseado por muchos que no pueden acceder a ese lujo que tú tienes el privilegio de servirte barra libre.
El sol cura y sana depresiones, por eso lo van a seguir recetando en los Centros de Salud de Escandinavia. Con o sin billete de avión.
En Estepona ya lo tienes todo. Sin receta y sin billete.
Disfrútalo cada día. Salud.